Destacada de Los ritos del agua

Los ritos del agua (2017)

Mientras continúa con su recuperación tras su último caso, el inspector Unai López de Ayala acude a una llamada de su compañera Estíbaliz Ruiz de Gauna para que acuda al escenario de un nuevo crimen en el que una chica ha aparecido colgada boca abajo de un árbol y con su cabeza dentro de un caldero con agua. Para Kraken no es ninguna desconocida y es que se trata de su primera novia, Ana Belén Liaño, a quien conoció cuando ambos tenían quince años y cuyo nombre artístico, ya que era ilustradora, ya desde esa edad era Annabel Lee.

Portada de Los ritos del agua

A pesar de sus problemas comunicativos, Unai consigue que la subcomisaria Alba Díaz de Salvatierra le de luz verde para colaborar como experto en perfiles criminales en la investigación que será dirigida por la propia Estibaliz. Kraken tendrá que remover su pasado para entender el presente que ya de buenas a primeras no le da buenos augurios por la situación en la que se encuentran tanto él como la mujer de la que está enamorado.

Junto a dos nuevas incorporaciones al equipo, la experta en tecnologías de la información Milán Martínez y el subinspector de criminología Manu Peña, así como viejos y no tan viejos colaboradores como Golden Girl, MatuSalem e incluso Tasio Ortiz de Zárate, Unai hará todo lo posible por recuperarse y encontrar, junto a sus compañeros, al responsable o responsables de la muerte de Annabel Lee y alguna más que acontece.

Su regreso al pasado se remonta al año 1992 cuando estuvo de campamento con su cuadrilla (Asier, Jota y Lutxo) en Cantabria donde conoció no sólo a Ana Belén sino a quien murió años atrás en circunstancias similares, Rebeca Tovar hija de Saúl el monitor del campamento, cuyo cadáver desapareció del lugar de los hechos. Para el equipo, todo está relacionado y los nombres de las dos víctimas harán que la cuadrilla del inspector reviva dos semanas lejanas en el pasado en el que ocurrieron acontecimientos diversos que les removerán por dentro.

Contraportada de Los ritos del agua

A Kraken, el inspector Unai Díaz de Ayala, le vuelve el pasado de su adolescencia de pleno cuando su primera novia aparece colgada de un árbol con la cabeza sumergida en un caldero con agua. Mientras se recupera tras el último caso, colaborará con la investigación llevada por su compañera Estíbaliz para determinar quién está tras el crimen, que se relaciona cada vez más y más con un campamento al que acudió en 1992.

Engancha muy mucho «Los ritos del agua», segunda parte de «La trilogía de la Ciudad Blanca» de Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria, 1972), en la que de nuevo el tiempo real, el de la investigación, se combina con flashbacks del pasado, esta vez de su protagonista como ya he comentado. Ahí vuelve lo inverosímil de nuevo, como ya pasara con el primer libro, y es que al final todo lo que sucede le afecta directamente a él y a quienes le rodean y eso no es ni medio normal, la verdad. Pero la historia, a pesar de previsible en lo que al pasado se refiere y de utilizar las mismas fórmulas que en «El silencio de la ciudad blanca» que a mitad de libro me ha hecho tener la seguridad de saber quién era el asesino y he acertado de pleno, está bien hilada.

Ahora, creo que la autora peca mucho de que todo, absolutamente todo, gire entorno a Kraken y de que haya hechos más que similares. Pero me ha gustado más que el primero, creo que es superior al mismo.

Ficha de la edición:

»Título: Los ritos del agua
»Autora: Eva García Sáenz de Urturi
»Idioma: Castellano
»Editorial: Booket (Planeta)
»Fecha de publicación original: 2017
»Fecha de publicación de la edición leída: 2020
»Cubierta: Tapa blanda

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