Si hay un grupo al que más veces he visto de concierto ese es Travellin’ Brothers. No lo he tenido difícil tampoco porque son de casa, y siempre actúan en Bilbao o alrededores. Andaré por las 14 veces desde que aquel agosto de 2014 me planté en la Plaza Nueva de mi ciudad, Bilbao, en plenas fiestas esperando ver a un grupo estadounidense de blues y encontrándome con un grupo de Leioa, pequeña localidad a unos 14 kilómetros de Bilbao, que lo dio todo y más dejándonos a todos los primerizos, en lo que al grupo se refiere, enganchados a su música.
Por aquel entonces presentaban el genial Magnolia Route en formato big band que se fue firmado esa madrugada para casa. Concierto memorable para ser el primero de los Travellin’ en mi haber, por otra parte. También me cautivó la simpatía de sus componentes, dispuestos a firmar, hacerse fotos, dar besos, abrazos y hablar con los presentes por bien entrada la noche/madrugada que fuera.
Curiosamente, antes de la pandemia y del confinamiento de 2020, el último concierto al que había ido fue de ellos en el Kafe Antzokia de Bilbao, el 2 de febrero concretamente, y la casualidad ha querido que mi vuelta al terreno concertil haya sido con ellos y en el mismo lugar.
Fue el sábado 28 de mayo cuando el grupo se volvió a subir a las tablas del Kafe Antzokia para presentar su décimo disco, “Coming Home”, ante un local lleno que no paró de aplaudir, animar e incluso cantar algunos de los temas, estribillos al menos, a pleno pulmón. Esta vez el sonido desde el frente del escenario no fue nada bueno por el eco que soltaban los bafles, pero me han dicho que desde más atrás se escuchaba fantásticamente. Jon Careaga, frontman del grupo, acabó rendido tras darlo absolutamente todo con voz y cuerpo; Aitor Cañibano, guitarrista y líder de la formación, hizo algunos de los mejores solos de guitarra que le he escuchado; Alain Sancho, saxofonista, volvió a llenar el local con esos solos de saxofón colosales que se marca contado con dos músicos más de apoyo en lo que a instrumentos de viento se refiere, un trompetista y un trombonista; la batería de Isi Redondo sonaba fantástica poniendo la base rítmica; y fue estupendo que contaran con dos pianistas, el Travellin’ original Ander Unzaga, que para mí estuvo mucho más animado que la mayor parte de veces que lec he visto, y el genial Mikel Aspiroz.
No me olvido del otro Cañibano, Eneko, al bajo y al contrabajo marcando el ritmo también y dándolo todo, saltos incluidos, además de ser siempre quien nos saluda a mi padre (mi acompañante siempre para verles) y a mí cuando nos ve antes o después de sus actuaciones; y de las dos chicas del coro, una de ellas, Inés Eleuteria, es la líder de otro grupo que merece la pena descubrir, Mississippi Queen & The Wet Dogs.
Hora y cincuenta minutos, bises incluidos, duró este concierto de Travellin’ Brothers donde interpretaron algunos de los temas de su nuevo disco pero siendo la mayoría de discos anteriores. Se metieron al público en el bolsillo una vez más con su buen hacer y sus canciones, interpretadas en inglés, que suenan a blues, a pop-rock sureño y a Nueva Orleans. Música de la buena para disfrutar a lo grande. Si tenéis oportunidad de verlos, no os los perdáis.
Podéis encontrar más información sobre el grupo en su página web y para verles en acción su canal de YouTube.
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